Apartamos en un cuenco la cantidad determinada de kéfir y añadimos lentamente con una cuchara la miel, de manera que esta quede en forma de hilos sobre fondo blanco.
El kefir es una opción perfecta para las personas intolerantes a la lactosa, pues tiene un aspecto y sabor parecido al yogur, y su contiene en lactosa es bajo, ya que ha sido fermentado. Es muy beneficioso para tratar alteraciones digestivas, mejorar la salud de los huesos y para tratar infecciones bacterianas de forma totalmente natural. En su composición encontramos proteínas, hidratos de carbono y grasas.
La miel que le hemos añadido le dará dulzor al kefir, ya que está compuesto principalmente por hidratos de carbono simple, glucosa y fructosa. Es por esta razón por lo que no es aconsejado tomarlo aquellas personas diabéticas, ya que presentan dificultad para eliminar esa glucosa de la sangre.
En definitiva, decir que nos encontramos ante una de esas recetas de postres fáciles y sanas, ideal para aquellas personas que tienen poco tiempo para cocinar.
- Graduada en Nutrición y Dietética Humana por la
Universidad Isabel I de Burgos
- Licenciada en Farmacia por la Universidad de Sevilla
- Experta en Nutrición y Dietética Humana por la
Universidad Complutense de Madrid
Nutricionista, Farmacéutica
y CEO de Dietfarma
Colegiada AND-00982
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