La infertilidad es un problema recurrente en la sociedad moderna que afecta a 1 entre 7 parejas y muchas de ellas recurren a tratamientos de fertilidad.
Se considera la fecundación in vitro (FIV) la opción más común entre las técnicas que incluyen la manipulación de ovocitos fuera del cuerpo, independientemente de la causa de infertilidad y resultando, actualmente, en un 4,5% de todos los nacimientos en Europa.
La FIV es la forma más efectiva de tecnología de reproducción asistida, es decir, el procedimiento más utilizado para mejorar la fertilidad o prevenir problemas genéticos tanto en mujeres como en hombres en sustitución a la concepción natural.
Se suele llevar a cabo en casos como lo siguientes:
Durante la FIV, se recolectan óvulos maduros de los ovarios que son fecundados con espermatozoides en un laboratorio. Una vez hecho esto, el embrión (óvulo fecundado) se implanta en el útero. Este procedimiento se lleva a cabo utilizando normalmente los óvulos y esperma de la pareja pero también es posible utilizar óvulos, esperma o embriones de donantes.
El primer día del ciclo de FIV coincide con el primer día del periodo menstrual.
En esta etapa, que dura entre 8 y 12 días, se administran la hormona estimuladora del folículo y la hormona luteinizante para aumentar la producción de óvulos.
Aunque estas hormonas se encuentran de manera natural en el cuerpo, su administración extra hará que aumente el número de óvulos que producen los ovarios, de manera que puedan obtenerse más óvulos para ser fecundados y así poder contar con un mayor número de embriones que puedan ser utilizados en el tratamiento.
Entre 34 a 38 horas, aproximadamente, antes de obtener los óvulos se vuelve a administrar una última hormona que ayude a la maduración de esos óvulos.
Se obtienen los óvulos durante una cirugía menor denominada aspiración folicular que suele tener una duración de entre 20-30 minutos.
Posteriormente, se administrarán hormonas (a través de gel, inyección o supositorio vaginal) para ayudar a preparar el tejido del útero donde se insertará el embrión llegado el momento.
Los óvulos se unen al esperma en el laboratorio, en una cámara ambientalmente controlada, y después de 16 a 20 horas se comprueba si han sido fecundados.
Los embriones (óvulos fecundados) continuarán creciendo en el laboratorio durante 5 o 6 días hasta ser transferidos al útero.
La transferencia de embriones es un proceso sencillo en el que se tardan unos pocos minutos.
Una vez llevada a cabo la transferencia embrionaria, las mujeres deberán inyectarse o tomar progesterona durante unas 8 a 10 semanas.
Esta hormona es producida naturalmente por los ovarios para ayudar a la preparación del tejido interno del útero de manera que el embrión pueda implantarse.
La progesterona también ayuda a que el embrión implantado continúe su crecimiento.
La toma de esta hormona puede mantenerse durante 8 a 12 semanas después de confirmado el embarazo para evitar su deficiencia, que podría llevar a abortos espontáneos.
La fase lútea es el periodo de dos semanas entre la transferencia embrionaria y la realización de la prueba de embarazo que confirme si el tratamiento ha funcionado.
La dieta es un factor crucial, ya que de ella depende lo que ocurre en el organismo, por lo que es importante integrar una mejora en los hábitos alimenticios en mujeres y hombres que vayan a dar comienzo o estén llevando a cabo una FIV.
Se ha demostrado que, un desequilibrio en la nutrición puede tener efectos negativos, reduciendo las posibilidades de éxito de la FIV.
Es por ello que, empezar con una dieta saludable es una opción acertada.
Se debe prestar especial atención a los alimentos y a los distintos nutrientes esenciales que pueden ayudar al organismo a optimizar el resultado del tratamiento.
La dieta mediterránea es la más cercana a esta idea, habiéndose demostrado en diversos estudios que se puede aumentar hasta en un 40% las posibilidades de embarazo.
Otros estudios han demostrado efectos adversos en el caso de dietas que presentan una alta ingesta de comida rápida y una baja ingesta de frutas y verduras, llevando a un mayor tiempo para alcanzar la concepción.
La FIV es un proceso físico y emocionalmente exigente, por lo que una dieta saludable, que contenga los nutrientes necesarios, ayudará a estimular la mente y el cuerpo durante todas sus etapas.
Estudios recientes han demostrado que el tipo de dieta durante la preconcepción y las distintas fases del ciclo de la FIV puede presentar un impacto significativo en el balance hormonal del organismo y sus funciones correspondientes.
Por otro lado, es importante tener en cuenta el consumo de fitoestrógenos en la dieta que puedan interferir con el tratamiento hormonal destinado a optiminar las condiciones para producir el embarazo.
La soja y los alimentos basados en soja son la fuente más importante de fitoestrógenos (como isoflavonas) en humanos.
Durante todas las etapas que constituyen el ciclo de la FIV, la dieta debe ser variada y equilibrada y debe incluir los siguientes nutrientes:
Se recomienda la ingesta de carbohidratos complejos, en especial de cereales integrales como el arroz, la quinoa, la avena, el trigo o la cebada que estabilicen la glucosa en sangre y prevenir, de este modo, fluctuaciones hormonales que puedan afectar a la fertilidad. Contienen, además, vitaminas y minerales y presentan propiedades antioxidantes.
El consumo de pescado está asociado a la formación de blastocitos y la proteína de origen vegetal a una disminución en el riesgo de anovulación.
Además del pescado, otras buenas fuentes de proteína animal recomendada son la carne blanca como el pollo, el pavo y el magro de cerdo, y de origen vegetal las legumbres (lentejas, alubias y garbanzos) y los cereales integrales.
Juegan un papel importante en la función reproductiva ya que se utilizan como energía durante la maduración de los ovocitos, además de servir como precursores de prostaglandinas y hormonas esteroideas.
Estos ácidos grasos se encuentran en alimentos como el pescado azul (salmón, arenque, caballa, atún, sardinas...), el aguacate, el aceite de oliva, los frutos secos (nueces, avellanas, almendras...) y las semillas (de calabaza, de girasol, de chía...).
Está involucrado en la síntesis de ADN, en la gametogénesis, fertilización y embarazo.
Su deficiencia causa una disminución en los niveles de progesterona lútea, aumentando con ello el riesgo de anovulación, además de afectar al desarrollo del ovocito.
Por todo ello, juega un papel crucial en la reproducción humana y los estudios han demostrado que la suplementación junto a la ingesta de alimentos ricos en folatos puede aumentar las posibilidades de fecundación y de mantener el embarazo a término.
Los folatos (que es la forma en la que esta vitamina se encuentra de forma natural en los alimentos) los encontramos en los cereales integrales, las legumbres, los frutos secos, los espárragos, la col rizada, el brócoli, las espinacas y las coles de Bruselas.
Presentan actividad antioxidante que ayuda a reducir o evitar el estrés oxidativo producido por los radicales libres.
Son ricos en vitamina C los pimientos, la col rizada, la alcachofa, el brócoli, las coles de Bruselas, la coliflor, la papaya, las fresas y los cítricos (kiwi, naranja, mandarina...).
La vitamina E se encuentra en los frutos secos, el pescado, el aceite de oliva, el aguacate, la calabaza, las verduras de hoja verde y las semillas de girasol.
Es esencial para una correcta función hormonal manteniendo la función tiroidea saludable, ayudando a la ovulación y, con ello, a poder concebir de manera saludable.
También equilibra el balance de estrógenos y progesterona, manteniendo unos niveles adecuados de ambos.
Aumenta la mucosidad del cuello uterino y refuerza la fase lútea haciendo que el útero sea más receptivo a los factores de concepción.
También es precursora, junto al triptófano, de la serotonina por lo que es beneficiosa para la hipófisis, responsable de liberar la hormona luteinizante y la hormona folículo-estimulante que son las que envían señales al óvulo para que se desarrolle y el ovario lo libere.
Por ello, se recomienda la ingesta de alimentos ricos en vitamina B6 como son los cereales integrales, las legumbres, los frutos secos, las patatas, los plátanos, los aguacates, las coles de Bruselas y la coliflor.
Fomenta la fertilidad en mujeres al regular la función hormonal regular, la división celular y la ovulación.
Lo encontramos en grandes cantidades en el pescado, las semillas de calabaza (beneficiosas especialmente para la fertilidad masculina), el jengibre, los frutos secos (en especial las avellanas, indicadas para la fertilidad femenina) y en cereales integrales como el trigo, la cebada y la avena.
Es fundamental para un correcto funcionamiento de la tiroides ya que unos niveles bajos de la hormona tiroidea pueden interferir en la ovulación.
Alimentos ricos en yodo son la sal marina, las algas, el marisco, el pescado y los huevos.
Los carotenos y las procianidinas son componentes químicos que se encuentran en los alimentos de origen vegetal y que presentan múltiples beneficios para la salud.
Se consideran nutrientes clave en una dieta para la optimización de la fertilidad por lo que se deben tener presentes.
Los alimentos ricos en carotenos se encuentran en mayor o menor cantidad en todos los vegetales, pero a mayor intensidad de color, mayor contenido en carotenos como son las verduras y frutas de color verde u hoja verde oscura (brócoli, espinacas y pimiento verde), las de color naranja (zanahoria, boniato, calabaza, mango y albaricoque) y las de colores rojo, púrpura y azulado (tomate, ciruela, col lombarda, remolacha, fresas, frambuesas, moras y arándanos).
Las procianidinas las encontramos en las legumbres (lentejas, garbanzos, alubias...), en los cereales integrales (arroz, quinoa, trigo, avena, cebada...) y también en las frutas y verduras de color rojo, púrpura y azulado.
Los protocolos específicos pueden variar según el centro clínico y las características de las personas que van a realizarse la FIV, no obstante, la secuencia del ciclo suele basarse generalmente en las siguientes etapas:
Recomendaciones dietéticas para una buena calidad ovocitaria: durante esta fase, el organismo debe encontrarse adecuadamente nutrido, por lo que se debe asegurar una dieta variada, haciendo énfasis especialmente en alimentos ricos en nutrientes adecuados para la estimulación como son proteínas, alimentos ricos en folatos, vitaminas D, E, y ácidos grasos mono y poliinsaturados.
Es importante que los óvulos estén lo más saludables posible y para ello, además de las pautas a seguir durante todo el ciclo, se incidirá en alimentos ricos en folatos, en lignanos (componente activo hormonal de los cereales integrales cuyos efectos estrogénicos pueden ejercer beneficios en la reproducción), betacarotenos (mejoran la membrana externa del óvulo haciendo que este sea más receptivo a los mensajes hormonales hipofisarios y optimizando así la calidad de los ovocitos) y zinc.
El líquido folicular que rodea y nutre al óvulo es rico en betacarotenos, vitamina D y E por lo que la ingesta de alimentos que los contengan es importante para nutrir el líquido y con ello los óvulos.
Los alimentos recomendados en para la estimulación de los óvulos son:
Se mantendrán la dieta variada y saludable y las recomendaciones nutricionales específicas de la etapa anterior.
Se continuarán con las pautas comunes a todo el ciclo, asegurando una ingesta de alimentos ricos en folatos y en vitaminas C y E, esenciales para el mecanismo restaurativo del organismo después de la cirugía de obtención de los óvulos y que además ofrecen protección antioxidante.
La vitamina D ayudará al sistema inmune y los ácidos grasos omega-3 y procianidinas reducirán la posible inflamación producida por el proceso quirúrgico.
También se recomienda la ingesta de carbohidratos complejos para un equilibrio de la glucosa en sangre y magnesio para modular el nivel de estrés.
Se continúa con la recomendación de alimentos del ciclo:
Recomendaciones dietéticas para la preparación de la recepción endometrial: el tejido del útero debe estar en condiciones óptimas para la implantación del embrión y para ello, además de seguir las pautas generales de alimentación saludable del ciclo, se recomienda la ingesta de:
-procianidinas que presentan actividad antioxidante, antiinflamatoria y refuerzan los capilares del endometrio evitando el sangrado
-beta-carotenos que son precursores de la progesterona, y beneficiosos para la mucosa del organismo y que junto a la ingesta de vitamina B6 ayudará a la salud del tejido del endometrio, preparándolo, para la implantación del óvulo fecundado.
-los alimentos ricos en folatos.
Los alimentos recomendados para una idónea preparación endometrial son:
Una vez implantado el embrión, sus células externas comienzan a formar la placenta que proveerá de nutrientes al bebé durante el embarazo y comenzarán a formarse los órganos de este.
Esto requiere una nutrición que apoye este esfuerzo extra del organismo a través de una ingesta en alimentos ricos en proteínas, vitaminas del grupo B, vitamina C, carotenos y antioxidantes como las procianidinas que sostengan el sistema inmune de la madre y del embrión.
Durante esta fase se puede sentir cansancio, nauseas e hinchazón y para mejorar estos síntomas se deberá continuar con la dieta saludable que incluya también carbohidratos complejos, ácidos grasos mono y poliinsaturados, vitaminas y minerales, haciendo especial hincapié en alimentos ricos en folatos que aumentan los niveles de progesterona.
Es importante durante esta etapa presentar un grado bajo de estrés ya que este puede llevar a un desequilibrio hormonal y de glucosa en sangre, una función inmune reducida y trastorno del sueño, además de activar una posible respuesta inflamatoria por parte del organismo.
Por todo ello, es recomendable una ingesta de alimentos ricos en vitaminas del grupo B y vitamina C y realizar actividades que ayuden a evitar el estrés ya que, con ello, se mejorarán las opciones de una exitosa implantación del embrión en el tejido uterino.
Los alimentos recomendados para esta última etapa son:
A continuación, se muestran una serie de recetas saludables y variadas indicadas para optimizar los resultados del ciclo de la FIV:
Macarrones integrales con salmón: 597 kcal
Pechuga de pollo con espárragos y aguacate: 441 kcal
Crema de calabaza y zanahoria: 145 kcal
Paté de lentejas y pipas de calabaza:191,37kcal
1. A la hora de elegir los alimentos, se debe favorecer la calidad sobre la cantidad.
2. Escoger alimentos frescos en lugar de procesados.
3. Mantener el organismo hidratado tomando agua con regularidad a lo largo del día.
4. Repartir las comidas en 5 o 6 tomas.
5. Aumentar la ingesta de verduras y frutas (mínimo 5 porciones al día) adquiriendo preferiblemente las locales y de temporada.
6. Reducir la ingesta de proteína de origen animal, en especial de carnes rojas.
7. Adquirir cereales, y sus productos, integrales en lugar de refinados e incluir estos en todas las comidas para evitar la hipoglucemia que puede dañar la función hipofisaria.
Los cereales integrales son ricos en glucosa, que es el nutriente que da energía al cerebro y con él a la hipófisis, de manera que esta aumente la liberación de serotonina y endorfina y disminuya la de adrenalina que genera situaciones de estrés afectando negativamente al tratamiento de FIV.
8. Se recomienda que entre el 40 y el 60% de los alimentos sean ecológicos, tanto los de origen vegetal como animal, en especial, carnes y huevos para evitar la ingesta de tóxicos a los que hayan podido estar expuestos los animales como pesticidas y herbicidas, antibióticos, hormonas u otras toxinas medioambientales con los que hayan podido estar en contacto.
9. Evitar el consumo de alcohol y el hábito tabáquico.
10. Evitar las bebidas estimulantes como el café o la cola y sustituirlas por té rojo o rooibos (a ser posible de origen ecológico).
11. Evitar alimentos con embalaje de plástico, en especial los alimentos grasos, ya que absorben las dioxinas tóxicas del plástico con facilidad.
12. Evitar el estrés en la medida de lo posible y llevar a cabo técnicas de relajación.
13. Realizar ejercicio moderado como yoga o paseos al aire libre.
Sí, esto es posible, ya que el medioambiente en el que los óvulos crecen se ve afectado por el estilo de vida, por lo que llevar una dieta saludable en la que se incluyan nutrientes esenciales, junto a una reducción en la ingesta de alcohol, la eliminación del hábito tabáquico y la disminución del nivel de estrés pueden, en conjunto, mejorar la calidad de los óvulos y con ello aumentar las posibilidades de concepción ya que unos óvulos saludables llevan a embriones saludables.
Incluso pequeños cambios pueden hacer la diferencia.
Una alimentación idónea puede influir en el proceso de concepción, ya que con ella se producen y mantienen óvulos y esperma de calidad, se crean las bases para un embarazo saludable y se reduce el riesgo de abortos espontáneos, además de proveer beneficios para la salud de madre y bebé a largo plazo.
El organismo debe estar saludable y preparado para los cambios, por lo que es importante que se dé comienzo a una dieta rica en nutrientes que optimicen el resultado desde al menos 3 meses antes del comienzo del ciclo de FIV y estas recomendaciones deben ser llevadas a cabo tanto en mujeres como en hombres.
Un obstáculo en el éxito de la implantación del embrión y la razón por la que en algunos casos falle la FIV es la presencia de inflamación en el organismo, que puede ser causado por condiciones proinflamatorias o autoinmunes, que causan daño a los embriones y afectan al éxito de la implantación.
Esta situación puede mejorarse a través de nutrición apropiada como la recomendada.
El resultado de la FIV se ve influenciado por diversos factores entre los que se encuentran la nutrición, el estilo de vida y el nivel de estrés.
Una correcta nutrición mantiene la salud y un ambiente interno del organismo óptimo para la calidad de los óvulos y el desarrollo del embrión.
Un útero y unos sistemas inmune y endocrino saludables llevan a mayores opciones de éxito en la FIV.
Teniendo esto en cuenta, la ingesta de determinados alimentos tiene un impacto en la salud, causando un equilibrio o un desequilibrio hormonal, dependiendo de las elecciones de los mismos, y, consecuentemente, teniendo un efecto positivo o negativo en la calidad de los óvulos.
Una dieta rica en cereales integrales, grasas insaturadas, frutas, verduras y pescado y una ingesta baja de grasas trans y carnes rojas se ha asociado a resultados positivos en la FIV.
La suplementación de ácido fólico y una ingesta regular de alimentos ricos en vitamina C, E, B6, zinc, yodo y fitoquímicos como los carotenos y las procianidinas pueden potenciar la fertilidad.
En este contexto, los alimentos que conforman la dieta mediterránea son los más adecuados para una dieta que complemente a la FIV al mejorar la respuesta hormonal del organismo respecto al óvulo y la calidad de los ovocitos, además de que también contribuye al éxito de la implantación del embrión al regular la función del endometrio.
Es por ello, que seguir una dieta específica que incluyan las recomendaciones indicadas junto a una reducción del estrés es esencial antes y durante todo el ciclo de la FIV para su éxito.
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- Graduada en Nutrición y Dietética Humana por la
Universidad Isabel I de Burgos
- Licenciada en Farmacia por la Universidad de Sevilla
- Experta en Nutrición y Dietética Humana por la
Universidad Complutense de Madrid
Nutricionista, Farmacéutica
y CEO de Dietfarma
Colegiada AND-00982
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